miércoles, 26 de septiembre de 2012

Apego y Acuerdo Parental

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Apego y Acuerdo Parental: 

Indispensables para el Desarrollo Sano

El convertirse en padres supone dos desafíos básicos: criar chicos sanos y sostener acuerdos conyugales que colaboren con eso.
Para cumplir con ambos desafíos es necesario aprender a establecer un entorno familiar confiable y estable que transmita sensación de equilibrio, tranquilidad y cobijo. Para ello solo se necesitan una base segura una relación conyugal armónica.

Una base segura
Sabemos gracias a los escritos de John Bowlby, psicólogo inglés del siglo XX, que para crecer sanos y felices, los chicos necesitan lo que él denomino apego seguro. De acuerdo a la teoría del apego seguro, la capacidad que tiene un padre para otorgar a un hijo experiencias de exploración del entorno a tiempo que lo contiene afectivamente, son la base de una paternidad que permite orientar el sano desarrollo de los chicos.
Cuando el padre es cercano, atento a las necesidades del hijo y responde con frecuencia a lo que el hijo necesita, este sentirá seguridad y confianza en el vínculo con el padre y podrá abrirse al entorno de manera segura, juguetona y sonriente. Se mostrará posiblemente sociable, poco inhibido y curioso frente al mundo que lo rodea.
Otras alternativas de vínculo que suponen tanto sobreprotección como abandono, no redundan en comportamientos saludables en los chicos, y, frente a estos tipos de pauta, los chicos pueden mostrarse llorones frente a la posibilidad de separarse de sus padres, evitativos en la comunicación o incluso, rechazar al cuidador de manera expresa.
La base segura facilita el desarrollo sano, colabora con la estimulación de habilidades cognitivas y socioafectivas y se traduce en chicos sonrientes y relajados.
Una relación conyugal armónica
Cuando una pareja se caracteriza, desde antes del nacimiento de los chicos, por tener una relación que supone mutualidad positiva sostenida, autonomía de cada miembro de la pareja y habilidad para resolver los problemas y neutralizar las emociones negativas que pueden aparecer en el marco de la relación conyugal, en general tiene más posibilidades de criar hijos sanos y felices (Heinicke, 2002).
Cuando una pareja reúne estas características suelen además ser habilidosos para responder a las necesidades de los chicos y estimular en ellos la autonomía e independencia. Cuando ello sucede, en general, los chicos tienen mejor rendimiento académico, mejor inserción social y más experiencia de emociones positivas que otros chicos.
Frente a ese tipo de acuerdos parentales, los chicos se sienten seguros y el hogar se convierte en un espacio que protege el sano desarrollo.
Cuando las relaciones tienen estas características, existe más posibilidad de que se sostenga de manera funcional el acuerdo entre miembros de la pareja frente a la crianza de los chicos.
Expertos en el tema sugieren que es necesario que existan espacios de soledad y privacidad para la pareja para que les sea posible, en esos momentos, conversar y pensar acerca de cuáles son las estrategias que en conjunto quieren establecer para orientar la crianza de los chicos.
¿Qué cultivar en cada uno para tener una pareja saludable y una relación armónica que se oriente al acuerdo sostenido como padres?
Las parejas sanas implican, de acuerdo a Heinicke:
  • Capacidad para expresarse mutuamente empatía y apoyo
  • Capacidad para compartir con coherencia y objetividad, una pauta parental que suponga balance entre las necesidades de los chicos, la pareja y cada uno de los padres
  • Capacidad de recordar las propias experiencias como hijo para orientar el ejercicio de la paternidad
  • Capacidad de demostrar sensibilidad frente a las necesidades del otro miembro de la pareja
  • Capacidad de construir una relación sostenida en la confianza mutua

Cuando la pareja logra establecer un vínculo de estas características, en general, los chicos crecen sanos, en un marco de contención y estabilidad que colabora con el que otorga una base segura en palabras de Bowlby.
"La cualidad del apoyo experimentado por el compañero, casados o no, juega un rol central en la capacidad de adaptación de la familia". La capacidad de adaptación de la familia juega un rol central en la capacidad de adaptación de los chicos al entorno que los rodea.
Así es como apego seguro y acuerdo parental son dos de las variables que más influyen en la crianza de los chicos y en la posibilidad de que sean felices en el futuro.
REFERENCIAS:

Heinicke CM (2002) The transition to parenting.
En Handbook of parenting.
Volume 3: being and becoming a parent de MH Bornstein.
Routledge Press.

Imagen Tomada de: El conocimiento se comparte
 

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